Bienvenida al 2009:
Cuando la fiebre que me ha acompañado casi desde la última actualización me deja pensar...
¿Por qué me persigue la esperanza inútil? Años perdidos por la malicia de la gente... Años en los que el silencio era la norma y la lucha de miradas inexistente. Años que no volveré a vivir y ahora quieren cambiar, relegar al olvido y suplantarlos mediante una nueva amistad. Se acabó. Ahora soy yo la que a fuerza de silencio ha olvidado, ha enterrado sentimientos, ya no siente nada de nada, ha matado el recuerdo y ni recuerda el olvido. Se acabó.
¿Por qué me persigue la esperanza inútil? Y me sumerjo en nuevos torbellinos de ilusiones, sin la precaución de la que hacía gala estos años. Porque me había creado un escudo digno de admiración y a prueba de palabras dulces. Y aún así, falló cuando no debía y ahora sufro sus consecuencias. Sueño... pero si no sueño, no vivo. Y en la tormenta de la fiebre, sudo dolores de corazón. Pero nada es más doloroso que la ausencia, ni siquiera el rechazo.
¿Por qué me persigue la esperanza inútil? Cada vez que un amigo me falla, me atemorizo. Tengo pánico a la traición y miedo a la soledad. Y la inocencia de pensar que las personas son buenas, me hace caer una y otra vez en esa espiral de rabia que es el sentirse engañado. Y la solución sería no volver a confiar en nadie, callarme todo y hundirme en la miseria, pero soy incapaz. Ayer me falló un amigo... Otro más. Hasta ahora no sabía que ya hacía años que me había traicionado. Y me duele el corazón. Y me duele hasta el aliento. Ahora mismo no querría confiar en nadie, pero aún así, pienso en vosotros.
Cuento de Navidad (y otros asuntos republicanos)
Hace 4 años